Home

ORATORIA. Preguntas incómodas.

Una de las dificultades y preocupaciones más importantes cuando vamos a dar un taller o vamos a hablar ante otras personas suelen ser los turnos de preguntas.

Nos da miedo quedarnos bloqueados o no saber qué responder ante una pregunta especialmente difícil porque no sepamos realmente la respuesta. Pero esto aún puede empeorar si la pregunta es poco apropiada, se une nuestro nerviosismo al nerviosismo por una pregunta que nos incomoda.

En primer lugar es importante darnos cuenta de que a veces, quien hace la pregunta ni se da cuenta de que pueda resultar poco apropiada. Cada uno de nosotros tenemos nuestros tabús, o cosas que no preguntaríamos jamás en determinado contexto. Pero no todo el mundo tiene los mismos tabús o tiene el mismo criterio sobre qué sea adecuado o qué no.

El ejemplo perfecto es preguntar la edad, si eres joven no te suele importar, pero conforme cumplimos años, muchas personas se niegan a dar la cifra exacta o incluso se quitan años.

Pero además estas personas pueden querer llamar la atención del auditorio y utilizar este tipo de preguntas para ser ellos los protagonistas. Son las típicas personas que cuando acuden de público a algún sitio en lugar de hacer una pregunta cuentan quiénes son, qué hacen allí y casi se les olvida hacer la pregunta finalmente.

Otra razón puede ser que sienta por ti algún tipo de hostilidad o por lo que estás exponiendo y que sean esos sentimientos los que hacen a la persona poner sobre la mesa una pregunta incómoda, haciendo con ello sentir mal a toda la sala. E intentar de paso, hacer caer al ponente o al menos, hacerlo tropezar.

Lorena Parra Méndez. Psicóloga Valencia

¿Qué hacer si en medio de una charla alguien nos hace una pregunta políticamente incorrecta?

– La pregunta te ha impactado, porque no la esperabas, así que estar nervioso es totalmente normal. No te asustes de tus propios nervios, tómalos como la reacción natural que tienes ante algo inesperado. Respira hondo y tómate unos momentos para pensar qué le vas a responder y para intentar tranquilizarte.

– Trata de no perder el hilo de lo que estás exponiendo, estas preguntas pueden impactarte tanto que al final no recuerdes de qué estabas hablando. Así que ante todo, mantente focalizado en lo que estabas diciendo.

– Puede que la pregunta te resulte tan incómoda que decidas que no la vas a responder, y estás en tu derecho de no hacerlo. Pero procura no sonar brusco cuando lo informes a las personas que te están escuchando. Puedes utilizar un comentario gracioso para relajar un poco el ambiente siempre y cuando salga natural.

– Quizás quieras responder a la pregunta aunque sea de forma parcial, si la pregunta es personal, por ejemplo, no queremos exponer nuestra vida, pero puede que podamos dar una respuesta parcial pero honesta.

Recuerda, hay muchos posibles motivos para que una pregunta de este tipo te sea planteada. Ante todo no pierdas la perspectiva de lo que estás contando, no te dejes llevar por las posibles emociones que puede haber despertado en ti, y sobre todo sal del paso con naturalidad y con educación. Es la mejor medicina contra los “malos espíritus”.

Espero que te haya servido de ayuda este post.

Si te encuentras en esta situación, conoces a alguien que la padece o quieres compartir tu punto de vista, puedes dejar un comentario, tu opinión es importante.

Comparte este artículo si crees que puede ayudar.

Lorena

Si quieres ponerte en contacto conmigo para concertar una cita puedes:

– Llamar al teléfono 606 683 972.

– O si lo prefieres, puedes rellenar el siguiente formulario de contacto.